miércoles, 18 de abril de 2018

Un familiar de Usillos

Ayer tuve una tarde intensa. Ronda de reconocimiento para localizar a 3 hijos de puta que atracaron a un turista. Lo vi. Lo denuncié. No soy un héroe. Estaban en la zona que va de casa al cole de mi hijo. Imaginé cosas. Cosas que no contaré. Mis tinieblas interiores no molan. Y quiero que sigáis pensando que soy un gracioso señor de mediana edad. Pero no...

Por la tarde esperábamos la visita de un electricista. Hace unos días, mi churri hizo saltar el diferencial con la picadora. Un cortocircuito en el cable fue el responsable. Nos quedamos sin una fase de luz, la que alimentaba, entre otros, el calentador del agua, la cafetera y la nevera.

Como estoy en una fase de mi vida muy de "motivado del handmade", tiré cables desde el comedor a la cocina, convirtiendo nuestra casa en algo parecido a la nave de Alien. Llevábamos días saltando de un lado para otro en la cocina. Hacer un huevo frito era recorrer una puta pista americana. Y nos pasábamos el día enchufando y desenchufando, que aunque a los enfermos de mente os parezca muy erótico. No lo es...

Cuando llegó el electricista, que bien podría haber sido el padre de Usillos, me temí lo peor. Desmontó todos los enchufes a la vista. Me hizo mover la nevera. Me hizo mover el horno. Revisó dos o tres cajas de conexiones. Empezó a respirar como Darth Vader. Pensé que se quedaba a dormir en casa. Y finalmente me hizo mover la lavadora, que era lo único que funcionaba en toda la puta cocina. Y encontró la avería. En una hora. Un crack. El jodido Dios de la Corriente Alterna.

Desmonté los cables que atravesaban la casa y ahora ya no vivimos en la Jungla de Cristal, aunque mi churri sigue siendo vidriera.

Hace sol. La previsión para esta semana es de alta intensidad vital. El sábado será guapo. Y pienso estar a la altura. De todo...

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