El verano pasado me atreví a
cruzar España en mi puto coche (ver entradas anteriores) para ir a pasar unos
días a Cádiz. Lo hice acompañado de mi media naranja y los dos churumbeles que
habitan en mi casa, sin pagar ni un céntimo de alquiler por ello. En Cádiz nos
esperaba una gran amiga, que pasó a ser enorme al aguantarnos durante quince
días, con sus correspondientes quince noches.
Cádiz tiene cosas hermosas. Cádiz
tiene lugares maravillosos. Cádiz tiene gente estupenda. Pero a mi me enamoró
el cazón en adobo. Los tíos somos
simples. Sexo y comida. El cazón en adobo es comida de la ostia. Que el pescado
rebozado este no tenga espinas cuando es cocinado es una prueba inequívoca de
la existencia de Dios. Odio el pescado con espinas de igual forma que odio la
carne con huesos. Soy un jodido sibarita al que le encanta comer con las manos.
Cuando voy a una boda y me veo rodeado por docenas de cubiertos no puedo
reprimir el deseo de un divorcio inminente. Y dejo una reflexión en el aire…
los japoneses cuando van a una boda ¿tienen cientos de palitos distintos para
el sushi? La vida es siempre un dilema difícil de resolver, si es que los
dilemas se resuelven.
Hoy he cenado cazón. La
persona que se empeña en compartir mi vida desde hace diez años a pesar de ser
como soy, me ha preparado una cena de ensueño. Ni siquiera el gol del Espanyol
la ha estropeado. He cenado de puta madre. Y no he podido evitar venir hasta el
teclado y narraros este pedacito de mi vida. Joder, que bueno estaba el puto
cazón. Y ese saborcito avinagrado. Y esa carne que recuerda al rape si estás
tomando un buen vino de aguja. Lo bueno del vino de aguja es que lo puedes
tomar sin ser costurera. La vida tiene paradojas tan idiotas…
Pues eso. He cenado como
catorce piezas de cazón rebozado, que evidentemente me han sabido a poco, y soy
uno de los tipos más felices del planeta, sin contar a David Beckham, por
supuesto, que a estas horas debe estar contento de la ostia. Parece mentira
como las cosas pequeñas nos hacen tan felices. Aunque veinticuatro mil euros
tampoco me irían nada mal. La cuesta de Enero es muy jodida cuando tienes
familia numerosa . Y perro. Que ahora
tengo perro. Pero eso merece una entrada a parte. Pero como la vida es bella si
vives el momento (siempre que el momento que vivas no sea el de hace veinte
años), aprovecharé este momento cazón para disfrutar de tanta belleza. Iba a
colgaros la receta del cazón en adobo que nos pasó la madre de nuestra colega
gaditana, pero me he dado cuenta que se me acaba el número máximo de líneas por
entrada de diario que tengo asignadas. Así que con un poquito de suerte, otro
día la paso al ordenador y la hago universal, para que todos los jodidos
mortales de Mi Pasado podáis cenar como Dios manda, si tenéis la suerte de
tener un cocinero o cocinera a mano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario