martes, 9 de enero de 2018

Namaste: Sunday night fever

El domingo hicimos un gran trabajo. Cuando viajas a planetas alienígenas, y tienes medio siglo a tus espaldas, esos esfuerzos se pagan. El cuerpo está tratando de aclimatarse a todo y no está muy por la labor de oxigenar tu cerebro o eliminar tóxinas correctamente...



El caso es que me despierto de madrugada con escalofríos, temblando, totalmente destemplado. Una noticia de mierda para la misión que tengo encomendada. Pero soy un tipo con recursos, que en situaciones límite siempre piensa "joder, qué haría en este caso mi abuela?".

Me levanto, me voy hacia el armario y me visto con un par de camisetas. A ver, sin ánimo de excitar a nadie os contaré que duermo totalmente desnudo. Dejad de imaginároslo! Estáis enferm@s o qué? Yo sí. Estoy con este cuerpazo febril, dos camisetas puestas y un plan. Gracias yaya...

Me meto en la cama y me tapo con el edredón hasta las cejas. Un apunte. Aquí la temperatura media es de 25 grados. El objetivo de este aparente sinsentido: Sudar mucho. Sudar es bueno. De manera metafórica es mi especialidad. A mi me la suda todo...


No os voy a engañar. No ha sido la mejor noche de mi vida. He dormido a ratos y mal. Con mucho calor corporal pero del malo. Como pasa con el colesterol. Me he despertado totalmente empapado y solo espero que la estructura de la cama sea de acero inoxidable. Me he lanzado hacia la ducha. Diez minutos. Igual he jodido el ecosistema de este planeta. Pero ahora soy un hombre nuevo. Bueno, viejo pero límpio y sano...



La agente especial H me ha conseguido unas cápsulas de vitamina C. H es el nombre secreto de la agente. C el nombre secreto de la vitamina. Esta misión acabará por matarme, ya lo veréis...

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