domingo, 7 de junio de 2015

Concierto

Creo que tenía 14 años cuando fui a mi primer concierto. Todavía no me afeitaba y eso me hacía muy feliz. Tocaba Iron Maiden en Barcelona, con Accept, un grupo alemán casi desconocido por entonces, de teloneros. Cuando sonaron las primeras notas del tema Fast as a Shark, una sacudida eléctrica me crujió toda la columna vertebral. Mientras pedíamos a gritos un inaudito bis a los Accept, Iron Maiden entraron en escena con todo el equipo y me llevaron al nirvana. Aquello era un puto sueño. Regresé con mis colegas andando, flotando desde más allá de la Plaza Espanya hasta el Clot. Llegué a casa a la 4 de la madrugada pero mis padres no estaban. Y estuve alucinando gracias al heavy metal durante toda mi adolescencia... 

En 1998, ya con 31 años, mi adorable Mitad me regaló unas entradas para ir juntos al concierto de Iron Maiden en Badalona. La banda británica había dejado escoger a sus fans, mediante una encuesta en Internet, los temas de la gira. El sueño de todo heavy pureta. Soy incapaz de describir lo que sentí durante todo aquél jodido concierto. Era feliz. Terriblemente feliz. Entramos en el pabellón justo en el momento en el que Churchill nos decía “and never surrender”: Aces High lo llenó todo. Cada temazo que tocaban se vinculaba rápidamente con momentos de mi vida. Fue maravilloso. Revelations o Hallowed be thy name lograron erizarme el vello, ponerme la piel de una jodida gallina. Pero fue mientras sonaban los coros de Fear of the dark, cuando mi cuerpo y mi alma se separaron durante varios segundos...

Hoy estuvimos en Razzmatazz, viendo a Mürfila en directo. Tengo ya 43 años, dato importantísimo para mis biógrafos no autorizados. Confieso que no había oído hablar de Mürfila hasta hace relativamente muy poco. Sigo anclado en los 80 y me gusta. Mi adorable Mitad me la descubrió y Youtube hizo el resto. Fuimos a uno de sus conciertos y su versión de I love rock'n'roll me cautivó. Como soy un buen padre, me regalaron su tercer disco, I love Ü. Así que hoy repetimos experiencia pero conociendo mejor algunas de sus canciones. En el primer tema apenas se escuchaba su maravillosa voz. Afortunadamente, los técnicos lo han resuelto cuando ha empezado a sonar Problemas, un temazo que en directo no tiene nada que envidiar a mi venerada Fast as a shark. Y esa sacudida eléctrica ha vuelto a recorrer mi columna vertebral. Mürfila me ha rejuvenecido 30 jodidos años durante casi una hora y ha dibujado una sonrisa idiota en mi rostro que todavía me dura. Y nos ha regalado un directo auténtico, brutal, único... Rock'n'roll en estado puro. Ha convertido su canción Me pones en un jodido himno que nos ha enloquecido y después de tocar algunos de sus mejores temas ha terminado el cocierto con la deliciosa Azul y gris. Y de vuelta a casa, paseando, mi Mitad y yo nos hemos confesado. A ambos nos sucede lo mismo. We love Ü, Mürfila...

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