sábado, 20 de junio de 2015

Leyes naturales

Kandi era una bella y joven gacela que, un sábado más, se disponía a salir por la noche y pasarlo bien saltando hasta altas horas de la madrugada. Su local favorito era el Sabana Club, una de las disco-pub más frecuentadas de la zona. Kandi movió su hermoso cuerpo durante horas y, cuando los primeros rayos de sol despuntaban, decidió regresar a su casa a descansar. A la salida del Sabana, se cruzó con tres leones terriblemente guapos, que se ofrecieron amablemente para acompañarla. Kandi, aunque dubitativa en un principio, les dijo que sí, cautivada por la sonrisa de los leones y por su propia vanidad. Cuando los tres felinos arrinconaron a Kandy y la miraron con aquellos ojos perversos, la bella y joven gacela supo que había llegado su fin. Deseó que su muerte fuera rápida, pero ni en eso tuvo suerte. Los leones, una vez saciados de carne, se quedaron dormidos demasiado cerca de una carretera frecuentada por humanos. Humanos que, viendo a tres grandes y hermosos felinos con la guardia por los suelos, no dudaron en acabar con ellos para hacerse con sus valiosas pieles. La moraleja de esta historia es sencilla: si los animales salvajes no fueran tan idiotas como los humanos, haría ya muchos siglos que nos hubieran extinguido.

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