Ella hace magia. Hace años metió un conejo blanco en su chistera y al sacarlo aparecí yo. No digo que ser conejo fuera malo. Pero me gusto bastante más así, complejo y con gafas. Ella también es una gran científica. Hace tiempo recogió mis trocitos rotos, los pegó a besos y ahora soy yo. Su monstruo peludo. Ella no tiene la culpa del tamaño de mi nariz. Algunas veces miento…
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